Retro análisis de Max Payne 2: The Fall of Max Payne, la segunda aventura de este intrépido personaje perseguido por su pasado, disponible en Xbox Originals.
En la primera parte, para aquellos que no estén familiarizados con el drama de este policía, Max Payne se adentró en una historia de sangre y terror, ¿su objetivo?, vengar la desagradable muerte de su mujer e hija. Para ello no lo iba a tener nada sencillo, puesto que se le implicaría en un homicidio, pasando a ser perseguido tanto por los buenos, como por los malos, encontrando sólo en una bella asesina llamada Mona Sax, una pequeña ayuda. Al final del primer juego Max había logrado consumir su venganza, y ciertos trapicheos internos le ayudaron a quedar limpio ante la justicia, lo cual no le podría haber ido mejor. Sin ganas de sentirse cerca de los problemas que se vivían en el grupo antidroga, Max volvió a la policía de Nueva York, donde aunque él no lo pensara, pronto volvería a meterse en problemas. En esta secuela Max vuelve a encontrarse con Mona, con mafiosos de la primera entrega, y con un amplio abanico de enemigos que no le pondrán las cosas nada fáciles. Él, como tipo listo que es, conoce la situación, y entiende perfectamente que las consecuencias de todo lo ocurrido tiempo atrás serán graves.
JUGABILIDAD
Max Payne contaba con un elemento característico: la incorporación del tiempo bala, una opción que permitía al protagonista dar largos saltos a cámara lenta mientras cosía a balazos a los sorprendidos enemigos. Su espectacularidad, que recordaba a escenas de múltiples películas dirigidas por John Woo (A Better Tomorrow, The Killer), nos permitía disfrutar de situaciones tan artísticas como sangrientas, encontrando un nuevo significado a la acción de eliminar mafiosos a diestro y siniestro. Por desgracia, el tiempo bala se exprimía poco, ya que sus posibilidades eran escasas, y no siempre podíamos saltar en plancha disparando con nuestras pistolas. En general, nos quedó una sensación de estar jugando con un aperitivo, una prueba que de funcionar, sería vital en el desarrollo de otros videojuegos, o de la propia secuela del producto. Y así fue, puesto que Max Payne 2: The Fall of Max Payne recurre al tiempo bala como uno de sus principales incentivos, pudiendo ahora usarlo en todo tipo de situaciones, no sólo en vistosos saltos con plancha o en momentos específicos. De esta manera, el bullet time se presenta con el tradicional contador de tiempo, pero ahora podremos utilizarlo sin problemas en toda situación, permitiéndonos caminar a cámara lenta, saltar, o atacar con cualquiera de nuestras armas. Esto, sin duda alguna, aumenta las posibilidades del personaje, puesto que podremos entrar en una sala con bullet time, disparar a diestro y siniestro a los enemigos, desactivarlo, y recolectar los objetos sin miramientos.
Pero hay una pega, y es que durante el bullet time no seremos inmortales, veremos las balas, y de impactar con nuestro cuerpo, nos restarán la cantidad de vida apropiada. Debemos tener cuidado con este factor, puesto que sentirse 
inmortal con el bullet time será un gran error, es una ventaja considerable, pero no nos hará inmunes a las balas enemigas. Al gastarse el bullet time, se irá recuperando con el tiempo, y a medida que eliminemos oponentes de manera encadenada, por lo que no pasaréis muchos momentos sin vuestra apreciada cámara lenta. Y si esto os parece asombroso, aquí no acaban las cosas, puesto que Max cuenta con más posibilidades, como la de lanzarse en plancha a cámara lenta para esquivar disparos enemigos. La inclusión de este movimiento, al cual nos acostumbramos en la primera entrega (entonces con bullet time), es magistral, ya que nuestro arma no se ralentizará, pudiendo apuntar y disparar a los enemigos mientras vamos cayendo después de la plancha. Si esto no es suficiente para vosotros, destaca la amplia gama de armas (desde las dos 9 milímetros hasta el rifle de francotirador), objetos arrojadizos (cócteles molotov, granadas), y la siempre imprescindible capacidad de repartir golpes físicos.
Como dijimos anteriormente, esta secuela mantiene el concepto artístico de las secuencias de acción, permitiéndonos encontrar algo más que simples tiroteos, o masacres desorganizadas. En Max Payne 2, dejando al lado las virguerías que podamos realizar con el bullet time, tenemos grandes posibilidades para montar una buena barbacoa sólo mirando el escenario. Todo el decorado está capacitado para ser usado como arma en vuestro beneficio, y aunque algunos elementos inocuos no lo parezcan, serán vitales a la hora de crear coreografías de cine. Max podrá disparar suavemente a unos bidones explosivos para encenderlos, empujarlos a continuación hacia unas escaleras, y dejarlos caer para que, al llegar abajo, exploten en la mismísima cara de los relajados guardias. El sigilo no es uno de las
principales exigencias durante la partida, pero podremos hacer uso de él para "divertirnos” más con los pobres guardias, quienes camparán tranquilos por los pasillos hasta que les hagamos una buena emboscada. Para finalizar en cuanto a combate directo, debemos mencionar la posibilidad de recoger ítems (analgésicos para recuperar vida, munición, etc), la de salvar partida en cualquier momento, y la capacidad de saltar o abrir todo tipo de puertas.
En cuanto al juego, se nota el paso del PC a consola, siendo los controles el principal elemento perjudicado, ya que la acción se volverá un tanto difusa cuando intentemos manejar a nuestro héroe con el pad de Xbox o Xbox 360. Si bien el movimiento se mantiene fiel al juego original, y Max no cambia en sus maneras de andar siempre con la mirada fija, la cámara nos dará más de un quebradero de cabeza. Esto no ayudará nada en situaciones donde debamos atravesar cornisas o bajar escaleras, ya que provocará un bailoteo demasiado permanente en la imagen. Por lo demás, el producto no cuenta con ningún handicap en cuanto a jugabilidad, si obviamos su duración, que no es tan amplia con el primer juego, sino algo más reducida. Si bien en algunos casos una duración corta pero intensa puede ser positiva, también hay usuarios que prefieren mayor longitud, por lo que será decisión vuestra tomar esta característica como defecto o virtud. Una cosa está clara, y es que la intensidad del juego supera a la de su anterior episodio, con una historia llena de sorpresas, situaciones mucho más arriesgadas, y acción hasta la médula. En último lugar, destacar que en determinados momentos del juego podremos ponernos en la piel de Mona, quien vivirá una perspectiva similar, pero distinta a la del héroe principal.
GRÁFICOS
Diseñado originariamente para PC, Max Payne 2: The Fall of Max Payne para Xbox y Xbox 360 con Xbox Originals se mantiene tan fresco como en su primera versión, siendo una edición muchísimo más atractiva y cuidada que la aparecida en Playstation 2. Los escenarios, de una gran variedad y un tamaño considerable, logran sumergirnos en multitud de decorados, como suburbios, la comisaría de policía, e incluso una extraña zona de ocio diseñada por auténticos enfermos. Todos los escenarios cuentan con unas texturas detalladas hasta el último pelo, habiéndose diseñado un amplio abanico de objetos secundarios que, gracias a la utilización del motor Havoc, podremos mover sin problemas. Sacándole provecho al citado motor, nuestro héroe tendrá posibilidad de moverlo todo, zurcir estrategias con cualquier elemento, y sacarle provecho a su gran interacción. Agrada poder mover sillas, tapar una puerta amontonando cajas, hacer una reacción en cadena de explosiones con distintos bidones, e incluso apagar la televisión de nuestros compañeros policías (que reaccionarán con muestras de enfado). El diseño de personajes también está muy cuidado, siendo fotorealista, con un Max Payne serio pero preocupado, y una Mona que derretiría al héroe de acción más pintado. Entre niveles, como ocurría en la primera entrega, se han incluido escenas de comic que nos irán narrando los sucesos con diálogos, y en estas, la calidad también será apreciable. Podemos encontrar pocos defectos gráficos en el producto, quizá sólo uno, y es que en algunas explosiones de gran intensidad, el juego se ralentiza ligeramente.
MÚSICA & SONIDO
Remedy se ha centrado, sobre todo, en la jugabilidad y los gráficos del producto, dejando en segundo plano el apartado sonoro, el cual no suele lucir tanto como los otros campos en productos de esta categoría. Aún así, la escasa 
banda sonora cumple con su cometido de acompañar en ciertos momentos, y los efectos de sonido, fantásticos, nos permiten escuchar el realista ruido de las armas que estamos disparando.
CONCLUSIÓN
La experiencia de disfrutar con Max Payne 2: The Fall of Max Payne es más que satisfactoria, su duración no es tan amplia como a muchos gustaría, pero se disfruta. Gracias a la mejora del bullet time, y la inclusión de nuevos movimientos, así como del motor Havok, el universo de Max Payne cobra vida de manera mucho más realista. Una historia problemática para el héroe, pensamientos internos y filosóficos, una galería de enemigos imparable, y la siempre bella Mona, completan un producto de grandes posibilidades. Si bien es corto en cuanto a duración, ofrece varios modos de dificultad distintos, que irán desvelándose cuando terminemos el juego una y otra vez, por lo cual, hay acción para rato.
05/12/03 | 
25/11/03
